Los zapatos rojos
He hablado en infinidad de ocasiones de la importancia de los símbolos, de hecho tengo un apartado sobre ello en este blog, pero creo que no somos conscientes de la relevancia de estos elementos que permiten con sólo una ojeada ofrecer una información consciente e inconsciente de su significado, es tan potente su fuerza que si yo pongo una esvástica ahora mismo todo el mundo identificará el símbolo con un periodo, con una ideología, a pesar de que ese no sea ni su significado ni su época, es decir el poder yace en la connotación intrínseca de su uso y de la globalización del mismo. Los símbolos nacen como respuesta a una necesidad colectiva, un eje de unión que permite agrupar, definir y clasificar, y los hallamos absolutamente en todo, desde las primeras tribus o asentamientos humanos hasta nuestros días, es notoria la influencia de una bandera, de una corona, de un cetro porque la visualización de una forma o un simple color, da información de un todo reducido a su mínima expresión.
La clasificación de clases sociales es tan antigua como la historia del propio ser humano, ¿cómo diferenciar al jefe de la tribu? ¿Cómo sabremos quién es el sacerdote? ¿A qué legión pertenece este soldado? ¿Cuáles son los colores de tu equipo favorito? En el caso que me ocupa trataré de hacer una explicación de la evolución de algo tan simple como el color de unos zapatos y de cómo el símbolo fue modificándose con el devenir de los siglos, sin que nos percatemos de su fuerza, incluso de su significado, es la sutileza de un recuerdo mecido por el tiempo.
Roma y las copias mejoradas
Los romanos han sido los mejores herederos de las culturas que les rodeaban, y digo los mejores porque supieron apropiarse de aquello que les era útil llevándolo a grandes niveles de perfeccionamiento, eso ocurre en las infraestructuras, en la religión, en el derecho, o en el ocio, pero también en cosas tan sencillas como el calzado. Los etruscos fueron los padres benefactores de mucho de lo romano, pero no hay que olvidar que los etruscos estuvieron fuertemente influenciados por las polis helenas asentadas en la Península Itálica a través de unas fluidas relaciones comerciales, por lo que el calzado romano no dejó de ser una evolución del calzado principalmente etrusco influenciado a su vez por el griego. De hecho, gran parte de los regentes de Roma tras Rómulo fueron etruscos por los que ciertas maneras de vestir o de identificarse fueron asimiladas por los siguientes, ya que se fusionaron todas las tribus sin quererlo, para poder crear una identidad propia, ese es el motivo por el que podemos hallar la influencia sabina, etrusca o latina en la futura república y en la época imperial. Vale la pena recordarlo porque parece que los romanos aparecieran como un champiñón bajo un árbol cuando en verdad son el resultado de la fusión interesada de muchas tribus e influencias foráneas diferentes. Así pues, los romanos usaron muchos y muy diferentes tipos de calzado, adaptados a sus necesidades y a su clase social.
A pesar de que las sandalias y su uso se extendió entre las clases populares para luego llevarse a un nivel de exquisitez y en ocasiones de excentricidad artesanal durante el imperio, éste no fue el calzado mayoritariamente utilizado, el calzado usado por senadores y patricios fue el calcei, un tipo de zapato cerrado, tipo botín de cuero, atado al tobillo y al empeine, pero ¿Cómo diferenciar la relevancia social si el mismo tipo de calzado lo podía llevar un magistrado, un patricio o un rico comerciante? Queda claro que los romanos eran clasistas hasta el extremo así que idearon un sistema de identificación muy útil, los patricios usarían el calcei de color marrón, los senadores el calcei rojo oscuro, y si además ocupaban un cargo de la magistratura su calcei rojo iría decorado con una lúnula. Os preguntaréis el motivo de tal distinción, parece ser aunque no está demasiado claro que ese color rojizo oscuro fue usado por algún regente de la Roma monárquica y por extensión fue el color distintivo de la élite política y de rango social. El rojo por tanto estableció una equivalencia con el poder, con el control del Senado y por tanto del control de Roma.
By Lionel Royer - Musée CROZATIER du Puy-en-Velay. — https://www.mairie-le-puy-en-velay.fr.https://forum.artinvestment.ru/blog.php?b=273473&langid=5, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1218850
El rojo se convirtió en un rango político de tal manera que llegó a provocar ciertas prohibiciones en el imperio por el uso extendido de los colores distintivos como el ocre, el verde o el rojo en la población patricia. La diferenciación permitía identificar el rango del usuario a simple vista, si eso se normalizaba en la sociedad perdería la fuerza de su significado.
Julio César usó el calceus rojo oscuro pública y asiduamente para remarcar esa diferenciación, y por ende se extrapoló a los emperadores que le siguieron. Este hecho no significa que no pudieran llevar otro tipo de calzado, ni mucho menos, la evolución de este arte derivó a la confección de botas, calcei o sandalias con incrustaciones de piedras preciosas, filigranas u ornamentación ostentosa que superaban el efecto producido por los rojos, se trataba de un símbolo de poder, sin más.
En el imperio romano de Oriente, como tuvo a bien de indicarme Koldo Gondra de Bizancio Maravillosa, un especialista en imperio bizantino como pocos hay en este país y que no debéis dejar de seguir, se convirtió en un elemento de oficialidad, es esa la razón por la que el Katepanos de la Guardia imperial las portaba ofreciendo un rasgo distintivo, estas botas se llamaron Kampotouvia, y a pesar de que con el paso de los siglos la forma se fue adaptando a las nuevas necesidades y modas permaneció el significado de rango.
Ilustración de Rava para "Byzantine Imperial Guardsmen 925-1025: The Tághmata and the Imperial Guard" (2012) Extraída del Grupo de Facebook Bizancio Maravillosa
En la siguiente imagen podéis comprobar como en el s.X Constantino VII Porfirogéneta portaba sus botas púrpuras y como el Kaisar porta una de cada color en un claro simbolismo de rango y posición entre el máximo poder del emperador y el pueblo, es decir un rango intermedio. Podéis ver muchísimo más contenido en su página de facebook Bizancio Maravillosa.
llustración de Graham Sumner para "By the Emperor´s Hand: Military Dress and Court Regalia in the Later Roman-Byzantine Empire" de Timothy Dawson (2015). Extraída del Grupo de Facebook Bizancio Maravillosa
Bien, queda demostrado por tanto que el uso de este color en realidad era una extensión simbólica de un pasado mucho más antiguo de lo que creíamos. Los emperadores y emperatrices del Imperio bizantino usaron este color como símbolo de rango en clara equivalencia al resto de sus elementos en cuanto a la vestimenta y ornamentación, pero también permitieron que el máximo representante religioso pudiera acceder a su uso, el Papa, y ahora llegamos al tema en cuestión y que da título al artículo. Benedicto XVI fue el precursor de traer al s.XX la antigua costumbre de los zapatos rojos, sus Prada causaron sensación por el fuerte componente distintivo, en realidad era una constatación del poder de lo regio, de los orígenes de la Iglesia conservadora, de la reinstauración de los principios cristianos. A pesar de que la simbología tardía les quiso dar un componente más religioso, pues el rojo representaba la sangre de Cristo, en realidad es la perpetuación de un símbolo de poder, sea militar, político o religioso. El hecho de que el papa Francisco no los use se debe a una significación expresa de sobriedad y pobreza, ya que dependiendo de la corriente cristiana que se adopte, la vestimenta jugará un papel esencial sobre la forma de gobierno o sobre la visión que se tenga de él, de la misma forma que el nombre que éste adopte durante su papado.
Este artículo es un ejemplo más que perpetuamos símbolos antiquísimos sin que sepamos el porqué, simplemente damos por hecho que las cosas son como son o como debieran ser, en ocasiones ir hacia atrás te permite ir hacia delante.
Mireia Gallego
Septiembre 2020