Nápoles - Neapolis
Vista aérea centro Neápolis
Introducción
Cuando uno evoca en la memoria una imagen icónica de Nápoles, hablando en términos grecolatinos, tiende a englobar a Pompeya y a Herculano como parte intrínseca de la historia de Nápoles, y aunque en cierta manera así es, no es una realidad absoluta, de hecho formaban parte de varias polis o pueblos muy diferentes entre sí y con influencias que en ocasiones nada tenían que ver. Digo esto porque es fácil que el viajero que se adentre en la ciudad de Nápoles espere hallar un mayor número de yacimientos romanos del que en realidad se localizan, y aunque si bien es cierto que casi todo está por excavar, resulta extraña la escasez comparándolas con sus aventajadas vecinas. En este caso las comparaciones son odiosas.
La moderna ciudad de Nápoles, con su aire caótico, abandonado y decadente, parece pertenecer al grupo de ciudades marcadas por la fatalidad, no obstante este mismo aspecto que a priori es negativo es el que le otorga un encanto único. Nápoles no es antigua al estilo de Roma, es agreste, desordenada, pero con el increíble encanto de la Italia sureña, con gente más auténtica, sin pompa y sin pretensiones de ser nada diferente a lo que es. En cierta forma, me recuerda a Catania en la isla de Sicilia donde las ciudades adquieren los tonos oscuros de los volcanes que les son vecinos, haciendo más azul si cabe al Mediterráneo.
Una vieja historia
Nápoles no fue de entrada una ciudad romana, ni mucho menos, sus orígenes se remontan al s.VIII a.C cuando los griegos originarios de la isla de Eubea, empezaron a colonizar determinadas ciudades costeras a lo largo y ancho del mediterráneo, siendo Sicilia una de las localizaciones más afectadas por el influjo heleno, no obstante los Eubeos se dirigieron hacia la isla de Ischia fundando la ciudad de Pithecusa.
Teniendo el Vesubio tan cerca, no fue de extrañar que la isla de Ischia sufriera los constantes ataques de los movimientos sísmicos, por lo que los ciudadanos deciden hacer un salto hacia la costa habitando la ciudad de Cumas. Tras un siglo de crecimiento demográfico, se cree que un grupo de ciudadanos de Cumas se desplazan hacia el interior buscando el amparo de una zona más alta y de difícil acceso, fundando la ciudad de Parténope (recibe el nombre de la sirena que se suicidó por no poder encantar a Odiseo y que fue enterrada en estas costas). Cumas no vio con buenos ojos el flujo constante de población hacia la nueva ciudad, por lo que la destruye en un intento desesperado de recuperar su estatus.Tras una epidemia que asoló Cumas, el oráculo establece la necesidad de volver a levantar la ciudad destruida, dotándola del nombre de NEAPOLIS, o lo que es lo mismo "Nueva ciudad" en griego y extendiéndose geográficamente a lo largo y ancho de las colinas y hasta el puerto durante el transcurso de los siglos.
Los romanos en el año 326 a.C conquistan la ciudad frente a la ocupación de los Samnitas, otorgándole el estatus de ciudad aliada de Roma. Esto permitía cierta libertad en cuanto a preservación del griego como lengua oficial, pero a pesar de su importancia comercial y estratégica nunca alcanzó la categoría ni la relevancia que cabía esperar, siendo maltratada durante la guerra civil que enfrentó a Sila y Mario y posteriormente durante la época de Claudio, quedando relegada a simple colonia.
La historia antigua no fue justa con Nápoles.
Los restos
Sin lugar a dudas debemos hablar de los restos griegos que preceden a la ocupación romana y que no son muy numerosos, son pequeños destellos que salpican la ciudad casi como si de un mapa del tesoro se tratara. Así pues, en la Plaza Bellini se hallan los restos parciales de la muralla griega y la zona de tumbas de la calle Nicotera que contenían algunos ajuares funerarios datados de la época más arcaica de la ciudad (s.VI a.C). Muchos de los elementos hallados durante las excavaciones son visibles en el Museo Arqueológico Nacional que es de visita obligada.
En cuanto a los restos romanos, he de deciros que las joyas las localizaréis bajo vuestros pies, por tanto no esperéis conjuntos arqueológicos al aire libre y con luz natural, deberéis acomodar vuestra vista a las luces artificiales para gozar del magnífico estado de conservación de algunas de ellas.
El teatro se halla en Vía Pisanelli. Una parte del graderío es visible pero lo importante se halla bajo tierra, si miráis su ubicación y el entorno actual, comprobaréis que son pequeñas y serpenteantes callejuelas que no os permitirán ver el teatro así que como os he comentado antes, deberéis jugar con vuestros mapas e intentar localizar las "X" del tesoro.
Lo que en ningún caso debéis perderos es lo que se halla bajo la basílica de San Lorenzo Maggiore. No se trata de los restos parciales de una domus o de un templo, ni tan siquiera de un edificio administrativo, lo que hallaremos frente a nosotros es todo eso y mucho más porque bajo ella se encuentra el área arqueológica que conformaría parte del foro romano, principalmente el macellum o mercado de la ciudad.
El conjunto arquitectónico representa una cronología exacta desde la época de colonización de influencia griega hasta la época paleocristiana, destacando los edificios de época imperial como los grandes protagonistas.
Datado entre los s.I y II tras el desastre de la erupción del Vesubio, el área comprende una amplia extensión en dos alturas (comercial abajo, administrativa en la superior), de terreno urbano en el que paseando por la vía principal localizaremos las diferentes tabernaes (tiendas de comestibles) de las que se conservan los restos casi intactos de la disposición arquitectónica, rodeando un tholos central (edificio circular) del que se preservan pocos restos. Entre los numerosos elementos localizados durante las excavaciones se hallaron las cerámicas con las que se importaban o exportaban los principales productos de consumo como aceite, vino, carne, pescado seco o grano y que por la tipología de la cerámica se sabía que venía del Norte de África y de Grecia.
La gran mayoría de los muros están construidos en opus reticulatum, disposición en forma de diamante y aperturas en arco para equilibrar los pesos de las fachadas, en el área norte del mercado se puede observar un edificio dividido en dos salas con una ventana de separación con rejas que presumiblemente estaría destinada al custodio del erario público.
En el criptopórtico se hallan una serie de tiendas contiguas separadas por muros donde aún son visibles los hornos y materiales que se usaban para la venta o exposición de la mercancía.
Otros yacimientos
Nápoles ofrece al visitante otras magníficas opciones entre las que se encuentran yacimientos romanos sobrepuestos a épocas más recientes, este sería el caso de las catacumbas de San Genaro o San Gaudioso que fueron usadas desde el s.II, las termas romanas de una villa localizadas en Santa Chiara, posiblemente las mejor conservadas de Nápoles y la Tumba de Virgilio, en Piedigrotta, esta última de enorme significado ya que es la morada de los restos desl escritor de la Eneida, ubicados en un relajante entorno lleno de árboles y setos que ofrece un respiro al visitante.
La sombra del Vesubio es alargada, funesta, desgarradora, pero a su vez es una fuerza de vida para las ciudades que la rodean, a pesar de ello, Neapolis sobrevivió a su trágico pasado y supo colocarse en un lugar privilegiado, observadora del paso del tiempo y de la decadencia de las que ya no pudieron levantarse. Perderse es reencontrarse con un pasado que se resiste a perecer.
Mireia Gallego
Octubre 2015