Termas de Caldes de Montbuí
Imagen Joaquin Bartra Flores
Introducción
El culto al bienestar físico no es que sea un invento propiamente romano, porque no lo es, pero sí fue durante su imperio que todos los territorios bajo su dominio adoptaron ciertas costumbres propiamente romanas, extendiendo un modelo de ocio que abarcaba desde los espectáculos gladiatorios, el teatro o el uso popular de las termas. Y ese es precisamente el gran tema en cuestión, que todos estos aspectos pasaron a convertirse en una práctica habitual en las clases incluso menos favorecidas. La utilización de las termas, más allá de tener un carácter lúdico, pues no se reducían a las aguas a diferentes temperaturas, permitía la salubridad de la población y la contención de determinadas enfermedades derivadas de la falta de higiene.
En el caso nos ocupa, los romanos aprovecharon las aguas calientes que manan de Caldes de Montbuí, para llevarlas un paso más allá y extender su uso entre la población, siendo reconocidas a lo largo de todo el imperio.
Las aguas de Caldes de Montbuí
La falla del Vallès es la causante de que las aguas de Caldes de Montbuí, así como de algunas otras poblaciones, sean tan conocidas incluso hoy en día. La actividad volcánica calienta las aguas subterráneas que alcanzan la superficie abriendo algunas grietas geológicas, aprovechadas posteriormente a través de la canalización de sus aguas termales.
Decir que los romanos fueron los primeros que gozaron de sus propiedades es un error, y más teniendo en cuenta que a escasos dos quilómetros se halla el poblado íbero de Torre Roja, habitado desde el s.VI a.C. Tras la entrada de los romanos, el poblado entró en una fase de romanización hasta que finalmente fue abandonado para desplazarse a lo que actualmente sería el núcleo urbano.
En este camino de dos quilómetros que separa Caldes y el poblado íbero se aprecian pozas, gargantas con pequeñas caídas de agua y fuentes naturales, es decir, los íberos ocuparon esa zona por la altitud que les protegía de las incursiones y por el acceso a los torrentes de agua. Así que los romanos lo que hicieron fue aprovechar lo que ya se tenía y conocía, y llevarlo a otro nivel.
Ubicación y origen
A pesar de la controversia en relación al nombre romano de la población, "Aquae Calidae", referenciadas tanto por Plinio el Viejo como por Ptolemeo, y que se disputan tanto Caldes de Montbuí como Caldes de Malavella, lo cierto es que ambas se consolidaron como espacios termales muy importantes dentro del mundo romano.
Las termas romanas de Caldes de Montbuí están situadas en la Plaça de la font del Lleó. Habían quedado ocultas bajo un balneario y luego fueron reconvertidas en prisión, hasta que la demolición del edificio en el 1955 permitió que quedaran a la vista para posteriormente ser reconstruidas a la apariencia de hoy en día. Sabemos que dieron servicio entre el s.II a.C hasta el s.XVII.
Las termas romanas de Caldes de Montbuí están situadas en la Plaça de la font del Lleó. Habían quedado ocultas bajo un balneario y luego fueron reconvertidas en prisión, hasta que la demolición del edificio en el 1955 permitió que quedaran a la vista para posteriormente ser reconstruidas a la apariencia de hoy en día. Sabemos que dieron servicio entre el s.II a.C hasta el s.XVII.
El complejo romano, posiblemente construido sobre uno anterior, debía ser de grandes dimensiones, ya que lo que vemos es sólo una de sus grandes piscinas pero hay muestras de que hubieron más. Conociendo la relevancia de sus aguas termales es más que posible que la estructura acogiera varias piscinas a diferentes temperaturas, un apodypterio o espacio para cambiarse, salas de estudio, etc. Además la localización de bustos de mármol así como estelas de personas venidas de Tarraco, constatan más si cabe su importancia.
Imagen Joaquin Bartra Flores
Las termas
Como hemos comentado, se preserva una de las piscinas del edificio termal, así como el pasillo perimetral y parte de la cimentación que soporta el techo.
Las paredes fueron construidas en opus signinum, o lo que es lo mismo una mezcla de piedra o trozos fragmentados de residos cerámicos o de desecho con cal, de ahí la apariencia sólida de la estructura. Diferentes arcos de medio punto soportaban las bóvedas de las que sólo se preservan la base de la ondulación, el techo abovedado que divisamos ahora fue reconstruido con ladrillo visto.
Imagen Joaquin Bartra Flores
Imagen Joaquin Bartra Flores
En lo que atañe a la piscina, se trata de una estructura rectangular de13,5 x 6,9 metros con cinco peldaños que rodeaban la estructura, en uno de sus lados cortos se preserva la canalización de agua. Dos arcos de medio punto y cuatro laterales soportados por unos grandes sillares de piedra, dan estabilidad a la bóveda central.
El fondo de la piscina está recubierto por losas de barro rojizo.
Imagen Joaquin Bartra Flores
Imagen Joaquin Bartra Flores
Imagen Joaquin Bartra Flores
Imagen Joaquin Bartra Flores
Los arcos laterales permiten acceder a los pasillos perimetrales que seguramente darían paso a otras salas termales.
Imagen Joaquin Bartra Flores
Imagen Joaquin Bartra Flores
Para la reconstrucción actual y exterior de las termas se preservó la apariencia original con sillares rojos ofreciendo un equilibrio al conjunto.
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Es importante reseñar que la temperatura real del agua que aún brota en la fuente del león de la plaza es de 74°, habéis leído bien, 74, y a día de hoy junto a las termas sigue habiendo un edificio moderno con el mismo uso, es decir en 2000 años las aguas de Caldes de Montbuí siguen siendo consideradas como medicinales, no sólo por la temperatura sino por la composición química que incluye el bicarbonato, sulfato, calcio, potasio y sílice, y otros en menor proporción como el fluoruro, bromuro, magnesio, litio, el yoduro, estroncio, amoníaco y el boro. Estos elementos son recomendables para el tratamiento de enfermedades dermatológicas, de circulación, digestivas o respiratorias o para tratamientos de relajación y bienestar.
Si tenéis la oportunidad no olvidéis daros un baño en Caldes de Montbuí y así percibir las mismas sensaciones que nuestros antepasados. Si íberos y romanos gozaron de sus amplios beneficios medicinales, sería por algo no os quepa la menor duda.
Mireia Gallego
Enero 2025
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